Manuel Otero
Soldado outense fallecido en el desembarco de Normandía.
Manuel Otero
La historia de Manuel Otero comienza un 29 de abril de 1916, en Catasueiro (O Freixo-Outes) donde nace en el seno de una familia humilde.
Tras un tiempo arreglando barcos en uno de los pequeños astilleros de su pueblo, le surgió la posibilidad de enrolarse cómo mecánico en la Marina Mercante. Estaba destinado en Cantabria cuando Franco y los suyos dieron el golpe de estado, el 18 de julio de 1936, y como la zona quedó bajo control republicano, fue llamado a filas por ese bando, cuando apenas tenía 20 corderos. Se sabe que participó en la batalla de Brunete, donde fue herido de gravedad (en un brazo y pulmón) y luego, trasladado la Valencia para recibir tratamiento durante 7 meses.
No hubo noticias suyas durante varios meses, hasta que aparece registrado en una cárcel franquista en Barcelona, desde donde manda una carta a su madre, en la que se sospecha cierta mano de la censura, por el tono en la despedida de la misiva: “¡Arriba Franco y Arriba España!”
Su liberación es una incógnita, aunque supuestamente sería liberado al constatar que en su historial no había ningún delito de sangre más allá de las actuaciones en las trincheras.
Al retornar a Outes, nunca se pudo desprender de la etiqueta de “rojo” por haber combatido con el ejército republicano. Parece ser que ese fue el detonante que lo empujó a emigrar a América y buscar un futuro mejor.
Llegó la Nueva York, donde montó un negocio de mecánica en el que se dedicaba a arreglar coches, según una carta que le envió su madre, a la que también le enviaba dinero. La única manera de que Manuel pudiera seguir permaneciendo en el país era conseguir la nacionalidad norteamericana, por lo que el más factible era alistarse en el ejército; en su expediente figuraba una mención a Hawái, un Estado asociado; una estrategia para que no el deportasen. Al poco tiempo de iniciar el reclutamiento, Japón bombardeó la base de Pearl Harbor; y el presidente Roosevelt decretó la entrada de EEUU en la II Guerra Mundial.
Manuel Otero fue asignado a la unidad de élite 16º Regimiento de la 1ª División de Infantería por su experiencia en el campo de batalla. A él le encomendaron la toma de la playa de Omaha (Omaha beach), principal enclave del desembarco de Normandía 6 de junio de 1944. La playa tenía 8 km de longitud y la 1ª División de Infantería, donde luchaba Manuel, se le asignó la mitad oriental, cuyo principal objetivo de esta 1ª División de Infantería era reducir las defensas costeras y permitir la llegada de los grandes barcos con más hombres y material acorazado que en las siguientes avalanchas aseguraran una cabeza de playa de unos 8 km de profundidad, conectando con los desembarcos británicos en la playa de Gold. Manuel falleció en esta misión. Su nombre aparece inscrito en el obelisco que recuerda a los caídos de la Big Red One en la jornada de 6 de junio de 1944.
A finales de 1947, el padre de Otero realizó una serie de gestiones ante la embajada de los EEUU en España para repatriar el cuerpo de su hijo. Después de varias peticiones a US Army dio el visto bueno y el cuerpo de Manuel Otero fue enviado a Outes.
Envuelto en la bandera estadounidense y en una ceremonia multitudinaria a la que asistió el agregado del mando militar americano en Madrid, Manuel Otero fue enterrado en el camposanto de San Xoán de Sabardes el 18 de septiembre de 1948 y condecorado con la medalla Corazón Púrpura, que se le entregaba a los caídos en combate.
Su liberación es una incógnita, aunque supuestamente sería liberado al constatar que en su historial no había ningún delito de sangre más allá de las actuaciones en las trincheras.
Al retornar a Outes, nunca se pudo desprender de la etiqueta de “rojo” por haber combatido con el ejército republicano. Parece ser que ese fue el detonante que lo empujó a emigrar a América y buscar un futuro mejor.
Llegó la Nueva York, donde montó un negocio de mecánica en el que se dedicaba a arreglar coches, según una carta que le envió su madre, a la que también le enviaba dinero. La única manera de que Manuel pudiera seguir permaneciendo en el país era conseguir la nacionalidad norteamericana, por lo que el más factible era alistarse en el ejército; en su expediente figuraba una mención a Hawái, un Estado asociado; una estrategia para que no el deportasen. Al poco tiempo de iniciar el reclutamiento, Japón bombardeó la base de Pearl Harbor; y el presidente Roosevelt decretó la entrada de EEUU en la II Guerra Mundial.
Manuel Otero fue asignado a la unidad de élite 16º Regimiento de la 1ª División de Infantería por su experiencia en el campo de batalla. A él le encomendaron la toma de la playa de Omaha (Omaha beach), principal enclave del desembarco de Normandía 6 de junio de 1944. La playa tenía 8 km de longitud y la 1ª División de Infantería, donde luchaba Manuel, se le asignó la mitad oriental, cuyo principal objetivo de esta 1ª División de Infantería era reducir las defensas costeras y permitir la llegada de los grandes barcos con más hombres y material acorazado que en las siguientes avalanchas aseguraran una cabeza de playa de unos 8 km de profundidad, conectando con los desembarcos británicos en la playa de Gold. Manuel falleció en esta misión. Su nombre aparece inscrito en el obelisco que recuerda a los caídos de la Big Red One en la jornada de 6 de junio de 1944.
A finales de 1947, el padre de Otero realizó una serie de gestiones ante la embajada de los EEUU en España para repatriar el cuerpo de su hijo. Después de varias peticiones a US Army dio el visto bueno y el cuerpo de Manuel Otero fue enviado a Outes.
Envuelto en la bandera estadounidense y en una ceremonia multitudinaria a la que asistió el agregado del mando militar americano en Madrid, Manuel Otero fue enterrado en el camposanto de San Xoán de Sabardes el 18 de septiembre de 1948 y condecorado con la medalla Corazón Púrpura, que se le entregaba a los caídos en combate.