Breve Historia de Outes

Breve historia de Outes

El Ayuntamiento de Outes se encuentra en la costa oriental de la provincia de A Coruña. Linda con Noia al sur, Negreira al este, Mazaricos al norte y Muros al oeste. Se divide en diez parroquias. Su capital es A Serra de Outes. Se caracteriza este Ayuntamiento por la conjunción entre lo monte y la costa. Posee una orografía particular de zonas de altas cumbres en su interior, frente a zonas costeras de playas y suaves valles, a escasos metros del nivel del mar. Fue cabeza del partido judicial abarcando los ayuntamientos de Muros, Carnota, Mazaricos y Outes desde 1822 hasta 1834, hasta que un nuevo régimen judicial lo trasladó para Muros. En la actualidad Outes posee una población de poco más de 6.000 habitantes con un amplio número de núcleos de población, -más de 150- y muy dispersos entre sí, dispuestos en los casi 100 km (cuadrados) de extensión.

Outes en la antigüedad

Tenemos pruebas que constatan la presencia humana en nuestro territorio desde tiempos remotos tal como son los megalitos, petroglifos y castros.
Los megalitos son construcciones a base de grandes bloques de piedra y tierra que se empezaron a levantar la finales del Neolítico (cara el 3000 la. C.) y durante cientos de años, hasta finales de la Edad de Bronce (por el año 1000 la. C.) sirvieron de lugar de enterramiento colectivo o individual y también como señal de dominio del territorio.
Son de varios tipos, uno de ellos es el menhir; probablemente el lugar de Pedrafita, en Valadares, el mismo que Pedrafita de Cabaña Mora -Santo Ourente de Entíns- hagan referencia a su posible existencia, se trataba de grandes piedras puestas verticalmente sobre el suelo.
Más frecuentes son los dólmenes, generalmente cubiertos por un túmulo de tierra. Se conservan en nuestro ayuntamiento más de 30 túmulos funerarios de este tipo, la mayoría en las tierras altas de Xende, Banzas y Valadares que miden entre 10 y 15 metros de diámetro. Otros destacables son la Casita de los Moros en Lestaio o la mámoa de Terelle. Sobre todas ellas destaca la Medoña de Cuando, que alcanza los 30 metros. Ninguna de ellas se encuentra hurgada o en proceso de restauración.

 

 

Los petroglifos de Fontemoureira, en O Freixo. Se trata de un conjunto de piedras en las que se pueden ver varios círculos concéntricos con surcos radiales, alguno de ellos unidos entre sí. El más salientable mide 1 m. de diámetro y consta de cuatro círculos concéntricos con un círculo radial y rodeado de cazoletas enmarcadas por rectángulos. Se encuentran en O Freixo, a 1 km aproximadamente de la iglesia parroquial, en la subida hacia el monte Tremuzo.
Los castros, son poblados fortificados en lugares de fácil defensa (colinas, penínsulas al borde del mar, etc.). En Outes hay constatados 13 aunque hasta ahora no se realizaron prospecciones arqueológicas en ninguno de ellos: En la parroquia de Santo Ourente: el castro de la Esfarrapa, lo de Diz y lo de Cabanamoura; en la parroquia de Sta. María de Entíns, lo de Coiradas; el castro de Cuando, en la parroquia de Cando; en la parroquia de Outes: el castro del Castelo, lo de Mirás y lo de Carleo de Arriba; en la parroquia de San Xoán de Roo, lo de Brión; el castro de Valadares y lo de Gosende en la parroquia de Valadares; en la parroquia de Sabardes: el castro de Mosteiro y en la parroquia de Sano Cosme, lo del Pedregal.

En el siglo I antes de Cristo, llega la conquista romana. Para sostener su actividad militar y mercantil, crearon una red de calzadas, descrita en el famoso Itinerario Antonino, que unía todas las ciudades del Imperio entre sí. La más extensa, de las cuatro que cruzaban Galicia, era a llamada Per Loca Marítima, que circundaba toda la costa. Venía desde Brácara Augusta por Iria Flavia (Padrón), atravesaba A Barbanza y entraba por la actual Ponte Nafonso en el territorio de los Supertamaricos –tal y como llamaban los historiadores latinos Mela y Plinio a los habitantes de la margen derecha del río Tamaris (Tambre). Luego, flanqueando la ría, se dirigía hacia el Artabrorum parvo portus (Muros). También construyeron una tupida red de vías secundarias como la de Carleo, que unía las tierras altas de Valadares y Mazaricos con la costa.

Señal inequívoca de la situación privilegiada de nuestro territorio, son los diferentes hallazgos: “Ara de Banzas”, consagrada por un tal Victorinus, que se encuentra actualmente depositada en el Museo del Pueblo Gallego y la “Estela de Cando”, de intenciones funerarias, y que se encuentra en el Museo de la Catedral de Santiago; su decoración está formada por motivos geométricos (disco con agujero en medio), astrales (creciente lunar), una figura humana esquematizada y a continuación el campo epigráfico.

Estela de Cando

Ara de Banzas

Con el arranque de la Edad Media, los pueblos germánicos de Europa Central invaden la Hispania romana en el siglo V de nuestra era, asentándose los Suevos en el noroeste peninsular, frente a los Visigodos que controlaban el resto de la Península. Fueron los creadores de la actual división parroquial del territorio galaico. Además de dejarnos toda una serie de topónimos por todo el municipio: Gosende y Xendil en Valadares, Gondelle en Entíns, Xende y Diz en Santo Ourente, Gulfián en San Cosme, Siavo y Catasueiro en Sabardes y Matasueiro en San Lourenzo.
De esta época, son los gliptógrifos de Carballa da Cova, que se encuentran en el pedregal de Laxe das Brañas, a unos 300 m. del lugar de A Carballa. Son 8 laxes muy próximas entre sí, en las que encontramos grabadas unas 150 insculturas, la mayor parte de ellas en forma de cruz, que cubren una superficie de 25 metros cuadrados. Datadas alrededor de los siglos V y VI de nuestra era, durante lo proceso de difusión del cristianismo por Galicia.
Los musulmanes que invadieron la Península en el siglo VIII, apenas llegaron a instalarse aquí.

Como símbolo de resistencia contra el Islam nació el culto al Apóstol, que comenzó a coger grande esplendor y se creó una red de caminos que llevaban los peregrinos a Compostela. Uno dieras caminos de Santiago venía desde Fisterra por la montaña, bajaba por San Lourenzo y pasaba por A Serra de Outes, donde durante siglos existió una capilla llamada “Santiago da balsa” en la que se detenían los peregrinos -quemada en la guerra civil española-, luego subía por Coiradas y A Barreira hacia A Ponte Nafonso. Otro Camino Francés comunicaba las tierras de Mazaricos con A Ponte Nafonso por Banzas, A Poza y la Esfarrapa en Santo Ourente y Vilardigo en Cando.

Por otra parte existen vestigios de época medieval. Prueba de esto fueron las abundantes huellas de las que tenemos constancia y de las que hoy apenas quedan restos. El Castillo de Outes, El Pazo de A Serra, la torre de Ínsua, la torre de San Lourenzo y la torre de A Laxe son claros ejemplos de la influencia medieval en nuestro ayuntamiento.
La torre de San Lourenzo de Matasueiro, conocida también como la torre de los Moros, sus restos los encontramos la poca distancia de la iglesia parroquial. Mide 15 metros de largo por 7,5 m. de ancho. Apenas se mantienen las paredes, la fachada oeste conserva una puerta con un arco apuntado gótico de duelas de piedra dispuestas radialmente. Titularidad privada.
Torre de A Laxe, colindante con el Ayuntamiento de Muros. Conocida también como “Bico do Castelo Grande”, después de pasar el lugar de Arestiño. Sobre una colina rocosa en un lugar estratégico y de complicado acceso, podemos ver escalones trabajados en la roca. Actualmente se puede encontrar en sus cercanías restos de trozos de tejas. En la parte superior de este lugar rocoso aparece un alquerque de nueve, grabado en la piedra.